martes, 3 de enero de 2012

EL ESPÍRITU NOS GUÍA. Rom 8, 5-17.

Los que viven según la carne van a lo que es la carne, y los que viven según el Espíritu van a las cosas del espíritu. Pero no hay sino muerte en lo que ansia la carne, mientras que el espíritu anhela vida y paz. Los proyectos de la carne están en contra de Dios, pues la carne no se somete a la ley de Dios, y ni siquiera puede someterse. Por eso los que viven según la carne no pueden agradar a Dios.

Ustedes ya no están en la carne, sino que viven en el espíritu, pues el Espíritu de Dios habita en ustedes. Si alguno no tuviera el Espíritu de Cristo, éste no le pertenecería. Pero Cristo, está en ustedes, y aunque el cuerpo lleve en sí la muerte a consecuencia del pecado, el espíritu es vida por haber sido santificado.

Y si el espíritu de Aquel que resucitó a Cristo de entre los muertos está en ustedes, el mismo que resucitó a Jesús de entre los muertos dará también vida a sus cuerpos mortales por medio de su Espíritu, que habita en ustedes.

Entonces, hermanos, no vivamos según la carne, pues no le debemos nada. Si viven según la carne, necesariamente morirán; más bien den muerte a las obras del cuerpo mediante el espíritu y vivirán.

Todos aquellos a los que guía el Espíritu de Dios son hijos e hijas de Dios. Entonces no vuelvan al miedo; ustedes no recibieron un espíritu de esclavos, sino el espíritu propio de los hijos, que nos permite gritar: ¡Abba!, o sea: ¡Papá!. El Espíritu asegura a nuestro espíritu que somos hijos de Dios. Siendo hijos, son también herederos; la herencia de Dios será nuestra y la compartiremos con Cristo. Y si hemos sufrido con él, estaremos con él también en la Gloria.

lunes, 2 de enero de 2012

SOLUCIONES PRÁCTICAS. 1 COR. 10, 23 - 11, 1.

Todo está permitido, pero no todo me conviene. Todo está permitido, pero no todo me hace bien. Que cada uno piense no en sí, sino en los demás. Coman, pues, todo lo que se vende en el mercado sin plantearse problemas de conciencia, pues del Señor es la tierra y todo lo que contiene.

Si alguien que no comparte la fe los invita, vayan, si quieren, y coman de todo lo que les sirvan sin plantearse problemas de conciencia. Pero si alguien les dice: "Esa es carne sacrificada a los ídolos", no coman. Piensen en el que les advirtió y respeten su conciencia, y no la tuya. ¿Será conveniente que yo haga uso de mi libertad para atraerme los reproches de otra conciencia? ¿Será correcto que yo me beneficie de los dones de Dios y le dé gracias, si va a ser malinterpretado?

Por lo tanto, ya coman, beban o hagan lo que sea, háganlo todo para gloria de Dios. No den escándalo n a los judíos, ni a los griegos, ni a la Iglesia de Dios. Hagan como yo, que no busco mi propio interés sino el de los demás, es decir, su salvación, y me esfuerzo por complacer a todos.

Sigan mi ejemplo, como yo sigo el de Cristo.